TENEMOS UN DESTINO

El destino es ineludible, no es posible escapar a determinados acontecimientos que nos están asignados, como el color de los ojos que por mas que intentemos cambiarlo, es único y definitivo. Quizá cueste a los simples mortales asumir nuestro Sino, como humildes servidores del cosmos, adscriptos a un rumbo, a un sendero que tiene un cause, como uno mas de los tantos ríos. Sin protagonismos, sin privilegios, sin brillos. Abandonarnos a nuestro propio caudal, con la energía de la pendiente, sin oponernos a ese vértigo, aceptando el amor, el día a día, sin resignación, sino con el gozo de saberse en lo propio, en lo que nos es único e irrepetible. Asumir nuestra identidad singular. Nadie mas que cada uno de nosotros tiene encomendada una única tarea, intransferible, y en esa intransferibilidad reside el milagro de la existencia.